Este domingo 2 de marzo será una noche de brillo y glamour mientras Hollywood celebra la 97ª edición de los Academy Awards. Si eres actor, seguramente has practicado tu discurso al menos una o dos veces (yo sé que sí) y tienes perfectamente ensayada esa expresión de “Oh, estoy tan feliz de que hayas ganado y para nada molesto de que yo no” (pero bueno, eso no será necesario porque vas a ganar, ¿verdad?). ¿Y quién no quiere ganar un Oscar? Seamos honestos: todos quieren estar en una sala llena de artistas a los que admiran y decir “Wow, es un honor estar entre todos ustedes. He soñado con esto toda mi vida. ¡Gracias, mamá y papá!” mientras sostienen a este pequeño hombre dorado.
Pero, ¿cuál es la historia del pequeño Oscar?
¡No quieres mejor sueldo… quieres un Oscar!
Los Academy Awards, mejor conocidos como los Oscars, han sido la cima del reconocimiento cinematográfico desde su creación en 1929. Concebidos por el co-fundador de MGM, Louis B. Mayer, los premios fueron diseñados para honrar logros destacados en la industria del cine y, quizás no por coincidencia, calmar las disputas laborales y mejorar la imagen de la industria. La primera ceremonia duró apenas 15 minutos, se llevó a cabo en el Hollywood Roosevelt Hotel y tuvo una audiencia de solo 270 invitados. Al celebrar el logro artístico y reconocer la contribución de actores, guionistas y técnicos, Mayer y otros magnates de los estudios esperaban apaciguar el descontento entre los trabajadores que exigían mejores condiciones laborales.
Por suerte, eso no funcionó. Durante los años 30 y 40, se formaron los principales sindicatos de la industria, como el SAG (Screen Actors Guild), WGA (Writers Guild of America), DGA (Directors Guild of America) e IATSE (International Alliance of Theatrical Stage Employees), lo que garantizó mejores derechos y protecciones para los trabajadores de Hollywood.
Con el tiempo, los Oscars evolucionaron hasta convertirse en el espectáculo glamuroso de varias horas que conocemos hoy, manteniendo su estatus como el gran evento de la industria. Aunque sus orígenes están vinculados a la historia de la lucha laboral en Hollywood, muchos ganadores han (irónicamente) utilizado sus discursos de aceptación para abogar por derechos laborales, diversidad y causas políticas.
¡Luces, Cámara, Controversia!
Ninguna ceremonia de los Oscars estaría completa sin una dosis de controversia o un toque de escándalo (y no, no me refiero a J-Law tropezando adorablemente en su camino al escenario).
En 1973, Marlon Brando rechazó su premio a Mejor Actor por El Padrino, enviando en su lugar a la actriz apache Sacheen Littlefeather para protestar por la representación de los indigenas en Hollywood. Su discurso fue recibido con una mezcla de aplausos y abucheos, reflejando la división de opiniones de la época.
En 2017, fuimos testigos del infame error de sobre, cuando La La Land fue anunciada como Mejor Película en lugar del verdadero ganador, Moonlight. Fue el momento más incómodo de la historia de los Oscars… hasta que llegó 2022 y el mundo vio en vivo la bofetada más famosa del cine, cuando Will Smith golpeó a Chris Rock tras un comentario sobre Jada Pinkett Smith. El incidente desató debates sobre la comedia, los límites del humor y el profesionalismo en eventos en vivo, demostrando que en los Oscars cualquier cosa puede pasar.
Y bueno, ¿quién puede olvidar Adele Dazeem? Nunca seremos libres de eso.
Y el Oscar a la mejor carrera es para…
Ganar un Oscar puede ser el boleto dorado a nuevas oportunidades, salarios más altos y prestigio en la industria. Halle Berry, por ejemplo, tras su histórica victoria en 2002 por Monster’s Ball, experimentó un auge en papeles de alto perfil. De manera similar, la victoria de Matthew McConaughey en 2014 por Dallas Buyers Club marcó un giro en su carrera, dejando atrás la comedia romántica y consolidándose como un actor de drama serio en lo que se conoció como la “McConaissance”.
Si bien algunos actores dicen no preocuparse demasiado por ganar o ser nominados, lo cierto es que un Oscar puede marcar la carrera de cualquiera. Además, también funciona como un excelente tema de conversación y un divertido adorno para el baño de invitados (Kate Winslet, te amamos).
Pero, ¿cómo se decide quién es “mejor”?
¿Se puede realmente medir la creatividad? Comparar interpretaciones en diferentes géneros y estilos es como intentar elegir entre manzanas y naranjas. Como espectadores, podemos tener nuestras preferencias y criterios personales sobre quién es “más merecedor”, pero al final del día, el arte es subjetivo y no hay una forma objetiva de determinar si un trabajo (frente o detrás de cámara) es mejor que otro.
Además, los Oscars han sido criticados por ignorar talentos merecedores, especialmente aquellos de comunidades subrepresentadas. En 2020, el hashtag #OscarsSoWhite tomó fuerza al evidenciar la falta de diversidad en las nominaciones y premiaciones.
Por otro lado, el carácter competitivo de los premios también puede influir en el proceso creativo, alentando a los cineastas a moldear sus obras para impresionar a los votantes de la Academia, en lugar de perseguir una expresión artística más pura. Aun con estas discusiones, los Oscars siguen siendo un símbolo de reconocimiento en la industria y una celebración del cine.
2025: Y los nominados son…
Así que, mientras nos preparamos para este domingo y nos alistamos para apoyar a nuestros favoritos, sigamos practicando esos discursos de los Oscars. No dejes de ver películas y, aún mejor, sigue creando las tuyas. Cuenta tus historias y, quién sabe, quizás algún día hagas historia sosteniendo a un pequeño hombre dorado.
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